lunes, 28 de diciembre de 2009

SANTIDAD

La carrera del cristiano

Hebreos 12 “1Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,

2puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de El soportó la cruz, menospreciando la verguenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.

3Considerad, pues, a aquel que soportó tal hostilidad de los pecadores contra sí mismo, para que no os canséis ni os desaniméis en vuestro corazón.

4Porque todavía, en vuestra lucha contra el pecado, no habéis resistido hasta el punto de derramar sangre;

5además, habéis olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige: HIJO MIO, NO TENGAS EN POCO LA DISCIPLINA DEL SEÑOR, NI TE DESANIMES AL SER REPRENDIDO POR EL;

6PORQUE EL SEÑOR AL QUE AMA, DISCIPLINA, Y AZOTA A TODO EL QUE RECIBE POR HIJO.

7Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline?

8Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos .

9Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos?

10Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero El nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad.

11Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, les da después fruto apacible de justicia.

12Por tanto, fortaleced las manos débiles y las rodillas que flaquean,

13y haced sendas derechas para vuestros pies, para que la pierna coja no se descoyunte, sino que se sane.

Exhortación a la fidelidad

14Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

15Mirad bien de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados;

16de que no haya ninguna persona inmoral ni profana como Esaú, que vendió su primogenitura por una comida.

17Porque sabéis que aun después, cuando quiso heredar la bendición, fue rechazado, pues no halló ocasión para el arrepentimiento, aunque la buscó con lágrimas.”

Cuando hablamos del tema de Santidad, un versículo nos fue dado para memorizar: Hebreos 12:14 “…buscad […] la santidad, sin la cual nadie verá a Dios…” sin embargo, qué enriquecedor es poder leer el capítulo completo de Hebreos y ver que en el contexto donde esto es mencionado nos está alentando a seguir adelante en lo que es llamado “la carrera del cristiano”. Y es que perseguir y tener definida la meta nos hace corredores enfocados y por tanto, eficientes, productivos, de esos que “dan fruto” los cuales son la evidencia de que somos verdaderamente hijos de Dios.

Ayer en el sermon dominical se nos recordaba que en el corazón del hombre hay una pregunta válida sembrada allí por el mismo creador. Dios ha sembrado ETERNIDAD en el corazón del hombre dice Eclasiastés. Es esa eternidad en el corazón que lo hace preguntarse qué sucede cuando el aquí y el ahora acaben. Es esa eternidad que lo mueve a hacer obras que le trascienden. Es esa eternidad que lo compele a buscar de Aquel que es Eterno porque aquellos que son Sus hijos saben que solo El puede satisfacerle, aunque neciamente quieran entretener sus días como si esto no fuera verdad. Ese sentido de eternidad está claro en la mente de la humanidad que cree que no todo termina aquí. Y después de aquí? La Biblia nos dice que “sin santidad no veremos a Dios”. Entonces, la eternidad para los que no viven una vida de santidad no sera en la presencia de Dios. Y ahi nos unimos al intérprete de la ley judía que se le acercó a Jesús y le hizo la pregunta “Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Y El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?

Respondiendo él, dijo: AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU FUERZA, Y CON TODA TU MENTE; Y A TU PROJIMO COMO A TI MISMO.

Entonces Jesús le dijo: Has respondido correctamente; HAZ ESTO Y VIVIRAS.

Pero queriendo él justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?”

Quienes estuvieron ayer en la iglesia con nosotros pueden pensar que soy repetitiva de lo que se nos leyó. Pero más bien les invito a RUMIAR la enseñanza que nos fue predicada porque si bien es cierto que por un lado recibimos una vestidura de santidad frente a Dios el día que Jesús nos salvó, es tambien cierto que estamos llamados a andar un trecho de nuestra existencia dando FRUTO de la santidad recibida, ese fruto sera en qué medida mi vida muestra mi esfuerzo de “AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU FUERZA, Y CON TODA TU MENTE; Y A TU PROJIMO COMO A TI MISMO”.

No seamos necias con preguntas como “¿Y quién es mi prójimo?” o traducido a nuestro día a día “¿Y qué tanto tengo que morir a mi mismo? ¿Hasta dónde debo perdonar? ¿Cual es el límite del mandato de someterme a la cabeza de este hogar? ¿Hasta dónde le doy prioridad a las necesidades de los demás? ¿Hasta dónde uno se sacrifica por hacer lo major para la educación íntegra de los hijos?¿Hasta parar una carrera profesional?”

La respuesta la sabe bien tu alma… “aquello que no tiene valor eterno es eternamente inservible” (no recuerdo quien lo dijo) pero es verdad y Dios nos invita con la lectura de hoy a que vivamos día a día con paciencia en búsqueda de esa paz con todos, de la santidad que resulta de vivir con los ojos puestos en Jesús para que cada obstáculo que tengamos que superar sea visto como una prueba de lo alto que busca formar nuestro carácter, nuestra vida. “Dios no te dejará vivir NADA que no necesites” este es el corolario en contrario de que “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito.” (Romanos 8:28)

¿Te resulta pesado vivir así? La clave está dada aquí. “puestos los ojos en Jesús”… recuerda que fue El quien vivió la vida de santidad que humanamente hablando tu y yo no pudimos ni podemos vivir. ¿Y cómo verlo a El me ayuda con mi carga? Su vida nos recuerda que no se trata de una vida libre de aflicción sino de que nuestras vidas cumplen un propósito en el plan de redención de la humanidad. Si ser parte del plan de redención del Dios Creador del Universo teniendo nosotros, humanamente hablando, tantas carencias, no te conmueve, quizás te conmueva recordar que alguien te amó tanto que aun sin merecerlo, fue a la cruz para que no pases la eternidad en condenación sino en la presencia de nuestro Dios.

jueves, 24 de diciembre de 2009

GRACIA

Hoy es 24 de diciembre y qué especial es hablar de la Gracia de Dios un día que el mundo celebra la Navidad. Porque la esencia de esta celebración es precisamente el que Dios en Su Gracia decidió enviar a Su Hijo a este mundo. Con razón los cielos celebraron la llegada del Mesías esperado. Años habían pasado desde la caída… desde ese día en que esa desobediencia trajo tanta aflicción a la humanidad, pero no olvidemos cuánta aflicción más no trajo al corazón del Dios Creador ver que su criatura hizo caso omiso de sus instrucciones y le creyó más a otra criatura que a Su voz...

Oh Señor, cada una de nosotras tenemos una historia también donde le hemos hecho más caso a las mentiras del mundo que a las promesas divinas. Empezando por aquello de que podemos ser autosuficientes, que no tenemos que rendirle cuentas a nadie, que lo mejor es que haga lo que “mi corazón dice” en todo momento (como que nuestro corazón no es engañoso!) sin considerar lo que ya tú has revelado que es Tu Voluntad, buena, agradable y perfecta.

En tu fidelidad hacia los tuyos has provisto lo que necesitamos para ser salvos, salvos de nuestras propias cadenas de pecado que nos mantienen AUN DESPUES de haberte conocido y creído atados. Esto es peor, porque somos tan ridículos que en tantas ocasiones lo que hacemos es que nos quedamos viviendo en la cárcel después de haber sido puestos en libertad! Se imaginan a un preso que recibe su orden de salida, la dobla y la pone en su mesita de noche y le dice al carcelero “GRACIAS, ¿a qué hora es que mañana me toca seguir limpiando el patio?” en vez de salir proclamando a todos que ha sido puesto en libertad por alguien que le costó su propia vida liberarnos!!!!

Queridas, hoy es día de recordar el propósito de la vida de Aquel que vino a salvarnos. Estamos viviendo congruentemente con lo que hemos recibido?

Las dejo con este regalito esperando que el Señor les ministre con esta canción:

http://www.youtube.com/watch?v=Y01rx_XzQ34

Feliz Navidad!

Bendiciones de lo alto…

Patricia Llibre

miércoles, 23 de diciembre de 2009

EL ARREPENTIMIENTO: La gran vuelta atrás

9pero ahora me regocijo, no de que fuisteis entristecidos, sino de que fuisteis entristecidos para arrepentimiento; porque fuisteis entristecidos conforme a la voluntad de Dios, para que no sufrierais pérdida alguna de parte nuestra.

10Porque la tristeza que es conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento que conduce a la salvación, sin dejar pesar; pero la tristeza del mundo produce muerte.

11Porque mirad, ¡qué solicitud ha producido en vosotros esto, esta tristeza piadosa, qué vindicación de vosotros mismos, qué indignación, qué temor, qué gran afecto, qué celo, qué castigo del mal! En todo habéis demostrado ser inocentes en el asunto.” 2 Corintios 7:9-10

Este pasaje nos une dos conceptos: tristeza y arrepentimiento. Como si fuera necesario que vayan de la mano para existir… no hay arrepentimiento sin tristeza… pero lo contrario no siempre es así, pues es posible que tengamos tristeza sin arrepentimiento. Es posible que lo que sientas con la tristeza sea decepción de tí misma porque fallaste, o rabia contra “aquello” que te hizo caer, o miedo ante las consecuencias que te esperan después de una caída… todos esos pueden ser acompañantes de la tristeza pero no tienen cabida cuando hay arrepentimiento. Y sin arrepentimiento no hay avivamiento. No hay vida abundante. No hay deleite en las cosas de Dios.

El mensaje de Juan el Bautista y luego de Jesús mismo no dejó fuera lo que era necesario “Arrepiéntanse!”. Uniendo este mandato con el llamado con que iniciamos estas reflexiones, donde Dios nos llama a que nos “Volvamos a El”, es como si los tramos de “pista de carritos de niños” (“Excalectric” en algunos lugares) se ha ido armando delante nuestro… el primer tramo es el llamado de Dios a volvernos a El, el Segundo nos dijo que lo hicieramos humillandonos, el tercer tramo tiene una voltereta cuando nos pide que lo hagamos siendo honestos de corazón y hoy damos un giro de 360 para devolvernos de nuestros malos caminos. Es que la “pista” conducía a un precipicio, valle de oscuridad, esclavitud a hábitos egoístas y la gran vuelta en U nos regresa a la seguridad de una vida de agrado a Dios.

En esta semana conversando con varias mujeres me decían que el 2009 ha sido un año confrontador en sus vidas. Lo cual secundo 100%. ¿Qué hacemos con la confrontación? ¿Qué haremos ahora que estamos conscientes de lo egoístas que hemos sido? Ahora que somos conscientes de dónde Dios espera que estemos, de cómo El espera que vivamos, de qué quiere El que hagamos… ¿Daremos la vuelta en U? ¿La has dado ya? ¿Está tu tristeza acompañada de los accesorios que no dejan que el arrepentimiento haga lo que solo El puede hacer? ¿Qué es eso que logra el arrepentimiento? QUEBRANTARNOS… aquello que cambió la vida del rey David cuando escribió el salmo con que las dejo, y que desde entonces ha cambiado muchas vidas más que han decidido morir a sí mismas y vivir para la Gloria de Dios…

Salmo 51

1Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;

conforme a lo inmenso de tu compasión, borra mis transgresiones.

2Lávame por completo de mi maldad,


y límpiame de mi pecado.

3Porque yo reconozco mis transgresiones,


y mi pecado está siempre delante de mí.

4Contra ti, contra ti sólo he pecado,


y he hecho lo malo delante de tus ojos,


de manera que eres justo cuando hablas,


y sin reproche cuando juzgas.

5He aquí, yo nací en iniquidad,


y en pecado me concibió mi madre.

6He aquí, tú deseas la verdad en lo más íntimo,


y en lo secreto me harás conocer sabiduría.

7Purifícame con hisopo, y seré limpio;


lávame, y seré más blanco que la nieve.

8Hazme oír gozo y alegría;


que se regocijen los huesos que has quebrantado.

9Esconde tu rostro de mis pecados,


y borra todas mis iniquidades.

10Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,


y renueva un espíritu recto dentro de mí.

11No me eches de tu presencia,


y no quites de mí tu santo Espíritu.

12Restitúyeme el gozo de tu salvación,


y sostenme con un espíritu de poder.

13Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,


y los pecadores se convertirán a ti.

14Líbrame de delitos de sangre, oh Dios, Dios de mi salvación;


entonces mi lengua cantará con gozo tu justicia.

15Abre mis labios, oh Señor,


para que mi boca anuncie tu alabanza.

16Porque no te deleitas en sacrificio, de lo contrario yo lo ofrecería;


no te agrada el holocausto.

17Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito;


al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás.

18Haz bien con tu benevolencia a Sion;


edifica los muros de Jerusalén.

19Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,


el holocausto y el sacrificio perfecto;


entonces se ofrecerán novillos sobre tu altar.

Amén

martes, 22 de diciembre de 2009

Honestidad para con Dios

HONESTIDAD

Marcos 9:

“30Saliendo de allí, iban pasando por Galilea, y El no quería que nadie lo supiera.

31Porque enseñaba a sus discípulos, y les decía: El Hijo del Hombre será entregado en manos de los hombres y le matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará.

32Pero ellos no entendían lo que decía, y tenían miedo de preguntarle.

El mayor en el reino de los cielos

33Y llegaron a Capernaúm; y estando ya en la casa, les preguntaba: ¿Qué discutíais por el camino?

34Pero ellos guardaron silencio, porque en el camino habían discutido entre sí quién de ellos era el mayor.

35Sentándose, llamó a los doce y les dijo*: Si alguno desea ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos.”

En Su Santidad Dios no tolera la mentira. No solo aquella clásica mentira que es fácilmente reconocible de “dile que no estoy” para no tomar una llamada cuando estoy sentada y lo que no quiero es levantarme… Con este pasaje del evangelio de Marcos nos damos cuenta lo insólito que es creer que al Señor de Señores y Rey del Universo le vamos a esconder nuestras verdaderas intenciones.

Estos discípulos venían caminando con El, siendo enseñados de primera mano por Jesús. El les explicaba con detenimiento los acontecimientos que vendrían. No les escatimó nada de la verdad. Nos dice el pasaje que “ellos no entendían y tenían miedo de preguntarle”… dos características comunes y precedentes a cada una de nuestras reincidencias… La razón por la que pecamos tanto es porque NO ENTENDEMOS y NO PREGUNTAMOS…

No entendemos los planes últimos de Dios, no entendemos que nuestras dificultades tengan promesa de propósito eterno, o que sean necesarias para mi formación… no entendemos cómo el perfil bíblico de la mujer sometiéndose a su esposo sea bueno, ni como el liderazgo del hogar en manos de un ser caído vaya a funcionar, no entendemos como es que en medio de las crisis económicas que los hogares atraviesan a los hijos de Dios se les llame a dar mas de los recursos que han recibido para ayudar a aquellos que están peores que nosotros, a dar el diezmo, a no dejar de cumplir con sus obligaciones tributarias…

No solo no entendemos sino que tampoco preguntamos. Vamos en el camino también con Jesús, porque a El oramos diariamente, le damos las gracias por el día, le pedimos que bendiga los alimentos, por la noche que guarde a nuestros hijos y nuestras vidas, pero de todo aquello del párrafo anterior no le preguntamos… claro que le decimos muchas veces POR QUE tal cosa o tal otra… pero no le preguntamos puntualmente a la Biblia, que es Su Palabra revelada, cómo es que funcionan las cosas aquí “de este lado de la gloria” como dicen algunos autores. La razón por la que digo que no le preguntamos es porque Dios se complace en revelarse a los que le buscan; es porque El dejó Su Palabra para ser estudiada, meditada, escudriñada; porque El ha levantado hombres que han dado sus vidas para que hoy podamos entenderla y aplicarla vía el medio que mejor nos parezca: en audio, en video, en libros, en devocionales, por e-mail, en prédicas, en clases, etc… y aún así nos resistimos a ser honestos y decirle en oración: “Señor, yo no entiendo tantas cosas de las que me suceden, ni de las que tu permites. Ayúdame a entenderte para poder vivir sin el peso de la amargura, ira, descontento que llevo precisamente porque no entiendo…”

Mientras no hagamos eso, seremos tan ridículas como esta pareja en este relato. Los conoces… son Adán y Eva… luego de la caída, nos dice Génesis 3: “8Y oyeron al SEÑOR Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del SEÑOR Dios entre los árboles del huerto. 9Y el SEÑOR Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás?

Creían que un árbol los escondería de Dios… y nosotras pretendemos que el bullicio del día a día nos esconda del peso de la mano de Dios. Sabes bien de que peso hablo. Ese que te dice “hay algo más en tu vida que no has puesto en orden” “hay algo más que debes rendir” “hay alguien mas a quien debes perdonar, a quien debes servir, por quien debes “morir a ti misma””; ese peso lo ha puesto Dios ahí. Lo hace con sus hijos. Dios “ha sembrado eternidad en el corazón del hombre” (Eclesiastés lo dice) y por tanto jamás se satisfacerá hasta que no acudamos a satisfacernos en El.

Mientras tanto, en nuestro andar, ese mismo Dios Eterno nos ve, en todo momento. Conoce nuestros corazones, motivaciones e intenciones verdaderas. Sabe de qué tenemos necesidad y quiere que tengamos vida y vida en abundancia… Hoy te dice “Donde estás?”

¿Te animas a ser honesta con El?

lunes, 21 de diciembre de 2009

Humildad: volver a Dios en SUS términos

Este es el fin de la historia de un rey que en sus inicios confió en Dios para sus batallas, en Su nombre luchó y derrotó grandes ejércitos… su nombre fue Asa, y el final de sus días está relatado en el libro de 2 de Crónicas, capítulo 16.

7En aquel tiempo el vidente Hananí vino a Asa, rey de Judá, y le dijo: Por cuanto te has apoyado en el rey de Aram y no te has apoyado en el SEÑOR tu Dios, por eso el ejército del rey de Aram ha escapado de tu mano.

8¿No eran los etíopes y los libios un ejército numeroso con muchísimos carros y hombres de a caballo? Sin embargo, porque te apoyaste en el SEÑOR, El los entregó en tu mano.

9Porque los ojos del SEÑOR recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo corazón es completamente suyo. Tú has obrado neciamente en esto. Ciertamente, desde ahora habrá guerras contra ti.

10Entonces Asa se irritó contra el vidente y lo metió en la cárcel, porque estaba enojado contra él por esto. Y por ese tiempo, Asa oprimió a algunos del pueblo.

11Los hechos de Asa, los primeros y los postreros, he aquí, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel.

12En el año treinta y nueve de su reinado, Asa se enfermó de los pies. Su enfermedad era grave, pero aun en su enfermedad no buscó al SEÑOR, sino a los médicos.

13Y Asa durmió con sus padres. Murió el año cuarenta y uno de su reinado.” (2 Crónicas 16:7-9)

¿Por qué esta historia?

Porque me sorprende que un hombre que haya visto caer a ejércitos temibles en su momento como fueron el de Libia y Etiopía contando con que Dios lo respaldaba, llegado el momento de una nueva amenaza se inclinó por estrategias humanas en vez de buscar el respaldo de Dios una vez mas.

¿Será que Asa en el fondo creyó que sus victorias pasadas no tuvieron nada que ver con Dios sino que fueron más bien fruto de su buena planificación militar?

¿Será que Asa pensó que Dios estaba ahí para momentos de “batallas” pero no para el momento de la planificación de la estrategia?

¿Será que Asa había perdido la comunión con Dios de tal modo que ni se le ocurrió que tenía un Dios a quien rendirle cuentas de sus decisiones?

Asa no está aquí para respondernos esas preguntas… pero creo que nos mueve a un gran cuestionamiento personal. Porque Asa tuvo personas que le advirtieron de su error, sin embargo, su respuesta fue de rechazo completo a quienes le dijeron la verdad y es la verdad que muchos no queremos oir… Que hemos obrado neciamente y que si hoy no contamos con esas “bendiciones” de Dios es porque no hemos estado transitando en Sus Caminos, a Su manera, con corazones que caminen en integridad con lo que dicen creer.

La razón por la que no queremos oir esa verdad es porque hay orgullo en nosotros. De ahí que la primera barrera a destruir para poder “acercarnos a Dios” es nuestro orgullo. Es pedirle a Dios que humille nuestro corazón para poder estar en la disposición correcta ante El.

Ahora bien, recuerda que pedirle a Dios que nos humille implicará que vendrán situaciones a tu vida que quebrantarán intencionalmente esa area donde has estado resistiendo a doblegarte.

Quizás sea en el area de relaciones familiares, de amistad, de la iglesia… personas a quienes le has retenido un perdón, o a quienes has herido o a quienes has ignorado y que Dios esperaba que asistieras, que atendieras, que compartieras…

Quizás será en el area económica donde tendrás que poner al día tus cuentas, tus deudas, reconocer que no has sido diligente y buen administrador de los recursos que Dios ha puesto en tus manos. Has dejado de cumplir con obligaciones ante el fisco, ante otros, te has quedado con dinero que Dios quería que ofrendaras, has sido egoísta en el gasto de lo que tienes.

Quizás sea en el area laboral, con tu esposo, con tu esposa… revisa tu mundo.

¿Estás andando conforme a la dirección de Dios o conforme a tu propio concepto de cómo funciona mejor mi vida? Recuerda que la vida de orgullo es una afrenta contra Dios.

Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; pero con los humildes está la sabiduría. La integridad de los rectos los guiará, mas la perversidad de los pérfidos los destruirá.” Prov. 11: 2-3

viernes, 18 de diciembre de 2009

Avivamiento- Quién lo necesita?

Jeremías 3:19-4:4 (La Biblia de las Américas)

"19Yo había dicho: "¡Cómo quisiera ponerte entre mis hijos,

y darte una tierra deseable,


la más hermosa heredad de las naciones!"


Y decía: "Padre mío me llamaréis,


y no os apartaréis de seguirme."


20Ciertamente, como una mujer se aparta pérfidamente de su amado,


así habéis obrado pérfidamente conmigo,


oh casa de Israel--declara el SEÑOR.

21Se oye una voz sobre las alturas desoladas,


el llanto de las súplicas de los hijos de Israel;


porque han pervertido su camino,


han olvidado al SEÑOR su Dios.

22Volved, hijos infieles,


yo sanaré vuestra infidelidad.


Aquí estamos, venimos a ti,


porque tú, el SEÑOR, eres nuestro Dios.

23Ciertamente engaño son las colinas,


y el tumulto sobre los montes;


ciertamente, en el SEÑOR nuestro Dios


está la salvación de Israel.

24Pero lo vergonzoso consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud: sus ovejas y sus vacas, sus hijos y sus hijas.

25Acostémonos en nuestra verguenza, y que nos cubra nuestra humillación; porque hemos pecado contra el SEÑOR nuestro Dios, nosotros y nuestros padres desde nuestra juventud hasta hoy, y no hemos obedecido la voz del SEÑOR nuestro Dios.

Jeremías 4

Un llamado al arrepentimiento

1Si has de volver, oh Israel--declara el SEÑOR--

vuélvete a mí.

Si quitas de mi presencia tus abominaciones,

y no vacilas,

2y juras: "Vive el SEÑOR",


en verdad, en juicio y en justicia,


entonces se bendecirán en El las naciones,


y en El se gloriarán.

3Porque así dice el SEÑOR a los hombres de Judá y de Jerusalén:


Romped el barbecho,


y no sembréis entre espinos.

4Circuncidaos para el SEÑOR,


y quitad los prepucios de vuestros corazones,


hombres de Judá y habitantes de Jerusalén,


no sea que mi furor salga como fuego


y arda y no haya quien lo apague,


a causa de la maldad de vuestras obras."


¿Cuántas veces ha traído Dios convicción a tu vida de que no puedes seguir en los caminos que andas? Que no puedes seguir llamándote creyente y vivir negando con tu vida; con tus decisiones; con tus compras; con tus juicios y opiniones, la Verdad de que tienes un Padre Celestial que se ocupa de ti, que tiene planes para ti, que tiene TODO lo que necesitas para vivir una vida plena en El. El es Suficiente… y sin embargo, insistimos en buscar la felicidad, la paz, la seguridad, el amor -y tantas otras cosas que nuestra alma está anhelando recibir- en otros lugares, en otras personas, en otras actividades.

VUELVETE A MI es el consejo del Dios Creador del Universo y Diseñador de la Vida. Esta lectura del profeta Jeremías nos recuerda que asi como el pueblo de Israel se apartó de los caminos de Dios, muchos después de haberle conocido a un nivel personal, hemos decidido ser desobedientes y transitar por donde El no nos indicó.

Que esta reflexión sirva para que evaluemos nuestro alrededor. Lo que estas viviendo. Tus motivaciones, metas, sueños, eso que te hace vivir cada día… ¿Estás buscándole a El o estás buscándote a ti mismo? Este texto alude a que cuando no le buscamos nos secamos como el barbecho, y lo que acabamos haciendo es sembrando entre espinos. ¿Es esta tu vida?

Tu Padre te dice: No tiene que ser así. VUELVETE A MI.

“¿Cómo lo hago, Padre?” De eso tratarán las próximas reflexiones, pero como una pincelada de lo que implica, vemos el verso 1 del capítulo 4 que nos avanza que habrá cosas que quitar de nosotros, habrán cosas que hablar, habrán cosas que confesar, pero primero lo primero: se trata de un asunto del corazón. Por eso la “circuncisión” que Dios busca es la del corazón (v.4) porque podemos hacer, quitar, confesar lo que queramos pero si el corazón no ha sido “circuncidado” de nada vale. El trabajo debe empezar en el corazón, en quebranto, en humillación, en reconocimiento ante Dios de que no somos merecedores del perdón que El ofrece a los suyos, ni de la Salvación de la esclavitud de nuestros pecados que El nos ha dado, ni de la Vida Eterna que nos ha prometido a los que en El hemos creído. Oh Dios! ¡Cuán malagradecidos hemos sido!

Ayúdanos a VOLVERNOS A TI cada día.